sábado, 12 de octubre de 2019

Calendario lunar para la salud y la belleza

Esta página va muy bien para saber el momento oportuno para hacer cosas como: cortarse o lavarse el cabello, tratamientos médicos, cuidado de la piel, etc. Recomendado por Gloria.

https://es.rhythmofnature.net/calendario-lunar-salud-y-belleza

domingo, 28 de abril de 2019

Contenta y triste por haber votado




Por mis ancestras sufragistas, hoy he votado. 

Me siento bien y mal por ello, todo a la vez y en muchas dimensiones de importancia. Pero para entender vagamente de qué "bien y malestar" hablo, tendré que exponeros mis circunstancias. 

Mi estado general diría que es normativamente poco deseable. Según los estándares de cómo debe de encontrarse una persona en base al criterio normativo de la sociedad que me rodea, estoy muy mal: baja de energía, deprimida, sumergida en asuntos poco tangibles e incomprensibles para una sociedad eficiente en términos de beneficio material y fácilmente diagnosticable como "deprimida". Debo de dar un poco de asco: mi casa está hecha un desastre, no tengo ropa limpia, mi higiene personal roza el descuido insalubre, tengo pensamientos profundos y oscuros, y sólo quiero dormir y ver películas de calidad mediocre que me permitan apagar mi mente. Cualquiera diría que estoy echada a perder. Mi perspectiva de mis circunstancias es mucho más compleja que esto.

La realidad, tal y como yo la entiendo, es que estoy avanzando firmemente hacia una estabilidad emocional, una seguridad familiar -entendiendo como familia a una red de seres con quienes construyo en una misma dirección- y una fuerte autosuficiencia y autoestima. Desgraciadamente el lugar del que parto es muy complicado y por las sirenas del océano que no quiero entrar en detalles sobre ello. En este tedioso proceso de construcción que tanto se parece a un estado de postguerra, hay momentos en que gana peso la desesperanza: "¿será que he nacido para sufrir?", "¿alguna vez podré disfrutar de la vida?", "¿de verdad tiene algún propósito seguir?" son algunas de las preguntas que invaden mi razón. Y éste es uno de esos momentos. 

Después de un tiempo de absoluta decadencia y un tiempo de impostada fortaleza, por fin puedo mirar cara a cara a la miseria y aceptar, vulnerablemente, que mi vida está llena de putadas. No me entendáis mal, soy una privilegiada. Si puedo pararme a distinguir putadas en mi vida es porque tengo espacio y tiempo para hacerlo. Puedo permitirme aislarme en un piso en el que cabrían 3 familias de otras culturas, puedo permitirme no enfrentarme al machismo cotidiano porque no necesito trabajar para sobrevivir ya que tengo un padre que me cuida, puedo permitirme ignorar por completo los abusos cotidianos que reciben niñas, animales y personas racializadas porque no me veo obligada a salir de mi burbuja. No tengo que temer a la muerte porque tengo un Estado de Derecho que me protege. Soy privilegiada, no afortunada. No veo la suerte en ninguno de mis privilegios. 

Así que ahora estoy aceptando las putadas de mi vida, aceptando que me he construído en el miedo y el aislamiento y que aún falta tiempo para que, si la vida quiere, pueda disfrutar del placer de vivir y no sólo del trabajo y el deber. Y, en este tiempo de aceptación, con todo el trabajo que hay detrás por procesos profundos de los que insisto no querer entrar en detalles, a veces sucede que me desbordo y no puedo más, que tengo mucho que digerir emocionalmente y me paralizo. Reorganizo mis prioridades y me enfoco en una sola dirección apartando todo lo demás. Y hace ya días que me cuesta comer, que me cuesta salir de la cama, y no lo hago si no es imprescindible.

Ahora sí, sabiendo mi estado general, volvamos al principio: hoy he salido de la cama. Anoche me dormí a la 1 y a las 11 he despertado porque mi padre estaba llamando al telefonillo para recordarme que habíamos quedado para ir a votar. Con mucho esfuerzo me he levantado, me he vestido y he ido a la calle. El bueno de mi padre me ha invitado a desayunar (si no fuera por él estaría aún más débil físicamente de lo que ya estoy), y juntas hemos acudido al colegio electoral. Caminaba de su brazo sintiendo oleadas de desvanecimiento resistidas gracias a su apoyo. Al ver a la gente allí me ha entrado una repentina fiebre, una sensación de subida de temperatura y dificultad para respirar acompañada de cierta repulsión. ¡Había tanta gente que teníamos que hacer cola para votar! No, no estoy lamentando que tanta gente fuera a votar, estoy lamentando el horario que hemos escogido para ir que tan inconveniente me resultaba. 

Hacía días que tomé una determinación sobre cómo iba a votar. Con todo lo que tengo encima no quise dedicarle mucho más tiempo. Estudié la situación, vi la importancia de luchar contra la derecha ante el temor a un estado peligrosamente fascista, busqué el voto útil que menos alergia me diera y vi que por fortuna en Asturias sería razonable votar a Unidas Podemos, que van con Equo (hasta el presente, el partido democrático que mejor me cae). Tomé la decisión y lo saqué de mi mente. Hoy en el colegio traté de mantener la mente en blanco, poner la papeleta correcta en el sobre, cerrarlo y huir cuanto antes de aquel atestado lugar. Pero resulta que sí me estaba dando malestar hacer lo que estaba haciendo, particularmente al señalar a los senadores (así, en masculino), me dieron ganas de vomitar. ¡Tantos nombres de hombres! ¡Por qué son una mayoría aplastante de hombres! Terminé mi misión y me sentí muy aliviada al volver a sentir el aire libre en mis pulmones y el sol sobre mi piel, pero nada satisfecha con el proceso. 

Me siento muy bien de haber votado. Cada vez que acudo a las urnas siento el vínculo con mis antepasadas sufragistas, las siento a todas junto a mi, me siento parte de algo grande y hermoso, una lucha por la libertad en la que aún estamos metidas. Pero hoy además he sentido el asco de participar en un sistema profúndamente patriarcal, de ser consciente de que tengo un derecho dentro de un sistema muy limitado. Que puedo votar pero sólo votar a hombres barbudos que se miden el pene a ver quién lo tiene más grande, que promueven el individualismo y que se dejan consumir por el poder y el control impositivo de lo material. Ya no hablo de que la democracia me de asco, no. La democracia me da más o menos igual. Como concepto podría ser un sistema relativamente sostenible, sin duda el más sostenible en territorios amplios, y el más capaz de mantener un equilibrio pacifista a nivel internacional, al menos que se haya diseñado por el momento. Además no impide que tengamos hueco para otros sistemas más aislados y a pequeña escala que nos resulten más armónicos a las personas menos conformistas. No, no hablo de la democracia. Ya ni siquiera hablo de la penosa gestón de la democracia parlamentaria que en otro tiempo habría sido suficiente para hacerme vomitar. Es que estoy hablando de que dentro de la mierda de sistema y la mala gestión del mismo, sigue siendo una puta hegemonía patriarcal blanco-europea. 

Hoy estoy sintiendo transformarse algo dentro de mi y de mi perspectiva del activismo feminista. Creo que el sufragio se nos ha quedado corto, compañeras. Creo que esa lucha fue ganada hace mucho tiempo y que no puedo acomodarme en esa victoria. Sé que ahora mismo lo mejor que puedo hacer es votar, sí, porque es lo único que tengo, y pienso votar en las europeas el mes que viene. Sigo viendo la importancia de mantener a raya a la derecha porque las cosas pueden ponerse mucho más feas y complicadas de lo que ya están para todas. Pero siento que mi conciencia está creciendo y siento que la dirección no está en conseguir que presida una mujer; ni siquiera eso. No sé cuál es la dirección ni el camino, ahora sólo está naciendo en mi un sentimiento, pero sí creo que es tiempo de que empecemos a pensar colectivamente más allá de lo que resulta cómodo. Nuestras antepasadas sufragistas lo hicieron: en aquel tiempo pedir el derecho a voto (o derechos para las mujeres) era algo impensable, algo rompedor. Pero era realista. Tenemos muchas ideas realistas nada rompedoras y muchas ideas rompedoras nada realistas. Deseo que encontremos el área intermedia que nos permita estallar desde dentro y ampliar una franja más nuestra área de libertad a gran escala. 


Hoy estoy contenta y triste por haber votado. Espero que ahora entendáis por qué. 

Lluvia
28 Abril 2019

miércoles, 5 de diciembre de 2018

Bienvenidas




Queridas compañeras:

Despues de compartir estos meses en whatsapp, por fin tenemos un espacio mas amplio donde desarrollar nuestra creatividad, compartir nuestras historias, ideas y, que coño, quejarnos con gusto.

Quiero daros la bienvenida a este blog. Por favor, entrad, poneos cómodas, lanzad los zapatos por los aires mientras caeis sobre el sofá, estiraos y bostezad, preparemos un té, una hoguera y una canción, hagamos un silencio y un murmullo, abracemonos. Que las enfermas se acurruquen mientras las fuertes las cuidan y luego las que eran fuertes que sean las enfermas y las que eran enfermas descubran su fortaleza. Aquí todas somos vulnerables y fuertes, y juntas mucho más.

Sed bienvenidas, estáis en vuestra casa. Pero no olvidéis cuidar de esta esta casita metafórica para que todas podamos vivir en ella cómodas y en armonía.

Os invito a explorar todos los senderos de la mente, hasta los lugares más oscuros y remotos. Saquemos afuera el patriarcado, fuera de nuestras estructuras; deconstruyamos, y crezcamos en el proceso en el amor grupal y el cuidado entre nosotras. Cada día más sabías, cada día más conscientes.

Bienvenidas compis. ¡Ya tenemos blog!